Love is Forever # { ¡NUEVO! } { Normal }

El curso escolar sigue su rumbo viento en popa, los alumnos del instituto de Forks están más pendientes de la Graduación que de seguir con sus tareas y exámenes. El nerviosismo se palpa entre los alumnos del último curso, entre los que se encuentra nuestra querida Bella Swan, la hija del jefe de policía. Bella, a diferencia del resto de sus compañeros, casi ha olvidado que el instituto está por llegar a su fin, pues tiene otras cosas que ocupan toda su atención, como la petición de matrimonio de su actual pareja, Edward Cullen, la amenaza de guerra con un ejército de neófitos que vive en Seattle o el trato que hizo el verano anterior con los Vulturis, en el cual se comprometía a transformarse en vampiresa lo antes posible. Sin duda son temas dignos de hacer que la joven se olvide del instituto y todo lo relacionado con éste. Debido a sus quebraderos de cabeza por dichos temas Bella acabó pidiéndole consejo sobre el tema de la boda a su prima Paige, hija del hermano mayor de Charlie, con la cual tiene una muy buena relación. Paige en cuanto se enteró del problema que traía de cabeza a su querida prima no dudó un segundo en trasladarse a Forks, dispuesta a ayudar personalmente a la joven Swan. Charlie la acogió en su casa encantado de que Bella tuviera un poco más de compañía femenina, pues su empeño en alejarla un poco de Edward sigue tan firme como siempre. Bella hizo las presentaciones pertinentes, dando a conocer a Paige a todos los integrantes de su círculo amistoso, incluyendo a Jacob y su grupo de amigos de la Push. El joven licántropo sintió un repentino flechazo en cuanto vio por primera vez a la prima de la que creía era la mujer de su vida. Efectivamente, Jacob Black se imprimó de Paige Swan. Al fin Bella pasó a ser solo una amiga para él y centró toda su atención en Paige. Ambos establecieron rápidamente una gran amistad, hasta el punto en que Jacob no pudo aguantar más y acabó por contarle a Paige todo sobre el asunto de los licántropos, confesándole así su verdadera naturaleza. Pero omitió todo lo relacionado con sus sentimientos y la imprimación, por miedo a que eso causara confusión en la humana y ésta acabara creyendo que todo lo que pudiera sentir por ella era culpa de ser un licántropo.

Y los problemas de Jacob no acaban ahí. Él y todos los licántropos están algo nerviosos desde la llegada de una manada de hijos de la luna a Forks. Si los metamorfos eran poco tolerantes con los vampiros, los hijos de la luna están a un nivel superior. La manada no comprende como los habitantes de la Push han podido hacer un tratado con una panda de vampiros, pero con tal de no causarles problemas, están dispuestos a ayudarlos en lo que haga falta y acatar mínimamente las reglas de dicho tratado. Sin embargo Nikolai, el líder de la manada, está empeñado en disuadir a Sam y los miembros del consejo de mantener el tratado con los Cullen, pues su profundo odio y rencor hacia su raza, le impide tolerar ver a sus congéneres en tal situación. Pero si algo tienen claros los integrantes del consejo y la manada de la Push es que el tratado ahora ha de estar más presente que nunca, pues la amenaza de los neófitos es algo muy serio. Así, tanto los Cullen como ambas manadas de lobos están unidos con tal de neutralizar a cualquier vampiro enloquecido que pretenda poner en peligro a sus conocidos y seres queridos o a cualquiera de los habitantes de Forks y sus alrededores.


En Seattle, la astuta y retorcida Victoria tiene casi listo a su ejército, el cual está bien liderado por Riley, el muchacho al que transformó en primer lugar y al cual jura amor eterno con tal de mantenerlo bajo sus ordenes, aunque sea una vil mentira. La vampiresa no se ha dejado ver por ninguno de los neófitos, pues prefiere dejar los asuntos peligrosos a su segundo al mando. Riley, quien no es precisamente un general de ejercito pacífico y comprensivo, mantiene a ralla a los neófitos con violencia y alguna que otra treta, como ocultarles el hecho de que pueden salir a la luz del sol sin quemarse, así les mantiene encerrados y bajo control durante las horas en que brilla el sol. La última de sus ocurrencias ha sido dividir el ejército en dos grupos, liderados por dos de los neófitos más mayores y también más peligrosos y conflictivos, con tal de tenerles ocupados y mantenerlos con vida. Algunos de los neófitos no se han unido a ninguno de los sub grupos, pues prefieren mantenerse al margen de las peleas. Porque no, no es fácil mantener controlado a un grupo de jóvenes y sádicos vampiros, sedientos de sangre y ansiosos por descubrir la totalidad de sus nuevas habilidades. Los conflictos están a la orden del día, muchos mueren sin disfrutar apenas de su vida como inmortales y otros son sacrificados para dar ejemplo. Aún con todo el empeño puesto por Riley en mentir y engañar a su séquito, unos pocos han descubierto que pueden salir a la luz del sol sin morir calcinados como les han hecho creer, algo que usan a su favor para escaparse, pero que no comunican con el resto, por miedo a crear el caos y acabar muertos.

En Volterra los ánimos empiezan a caldearse entre los miembros de la guardia del clan italiano. Muchos de los miembros más antiguos empiezan a encontrar insostenible e insoportable la actitud de su actual líder, Aro. El vampiro está tan obsesionado con conseguir que Edward, Alice y Bella entren a su guardia que no atiende sus obligaciones habituales. Cayo no se molesta en interponerse entre la obsesión de su hermano, pero Marco está de acuerdo con los miembros de la guardia y cree que la situación debe cambiar. Los principales miembros del movimiento en contra de Aro, son Jane, Alec y Demetri, quienes empiezan a sentirse infravalorados e ignorados por su líder, algo que no les hace pizca de gracia. Junto a Marco pretenden cambiar la actitud de Aro y en el caso de que no consigan tal cosa, están dispuestos a derrocarlo como primer líder del clan y poner a Marco en su lugar, quien al parecer parece conservar más cordura que él.